domingo, 9 de diciembre de 2007

No. 7 MURO (OTRA ORILLA)




La propuesta del colectivo, Otra orilla, es resultado de la inquietud de un grupo de artistas regiomontanos por expresar sus acuerdos y desacuerdos ante lo Otro, su visión del mundo, sus anhelos, sus frustraciones, y su amor por el arte. A través de sus conocimientos, su creatividad e intuición, los artistas logran hacer de cada número un cuerpo único e irrepetible. La aportación de cada uno de los artistas está determinada por sus propias capacidades, su medio cultural, sus conocimientos y su experiencia de vida y literaria. El objeto en sí —la revista-póster— es una expresión cultural. La fusión de las 7 propuestas hace que el colectivo se distinga entre otros. Es un objeto en donde convergen al menos tres disciplinas: la literatura, la pintura y el diseño gráfico.
En una época en que la tendencia apunta hacia lo electrónico y pasajero, Otra orilla se resiste: va hacia las texturas, los olores, lo permanente. En un mundo en que lo masivo inunda todos los ámbitos, este colectivo está dirigido hacia unos cuántos interesados. En un medio en el que el dinero lo compra todo, Otra orilla se reparte gratuitamente.
El colectivo se resiste a ser como otros pero no por eso ignora o rechaza las tradiciones y el mundo que lo rodea.
Otra orilla es una propuesta de resistencia. El margen, la orilla, la costa, forman su columna vertebral.


En agosto del año 2007 el colectivo “Otra orilla” organizó la presentación pública de la revista. Con este fin se invitaron a dos críticos para analizar la propuesta. Enseguida se transcriben partes de las dos presentaciones.

1-El editor, crítico y ensayista Víctor Barrera escribió:
Como un acto rebelde, la Otra orilla se empeña en rescribir el cómodo discurso de lo cotidiano,
como lo haría el graffiti en el impecable muro recién pintado. Y yo disfruto esa acción “vandálica” porque alerta mis instintos y me hace reparar en muchos de los misterios que se esconden en la rutina de lo diario. Por otro lado, la revista es también una voluntad de permanencia y reconocimiento, es decir, una representación y por tanto una reunión de espíritus diversos unidos sola y principalmente por la vocación y la búsqueda de expresión, en ese sentido ella es sobretodo un monumento; pero hay más: la empresa nos ubica y nos orienta, y, en ese aspecto, es siempre un lugar de encuentros (y, a veces también, de entuertos). Es un muestrario, una especie, y que se me perdone el término, de bestiario literario que nos hace ver a esas criaturas que pueblan el mundo de las letras: espíritus disímiles, voces disonantes, búsquedas antónimas, pero al final unidas por una certeza: la experiencia literaria: ese mirar al mundo y entenderlo a través de la literatura y sus formas. Finalmente, esta orilla alternativa es un particular encuentro de la letra con ella misma y con nosotros, sus lectores. Su existencia será, por tanto, un poco el rastro de nuestras vocaciones y, por qué no, nuestros anhelos.

2- La crítica literaria y poeta Ofelia Pérez Sepúlveda dijo:
Pero lo que sí puedo afirmar es que la Otra orilla tiene un aire de familia, un acento de extranjera y una marca artesanal que —confío— nunca pierda. Ese aire de familia la acerca y la distancia de publicaciones variopintas que han surgido en Monterrey como Salamandra, Deslinde, Armas y Letras, Coloquio y Oficio y sí en cambio la hermana a Hogaza y a Los papeles de la Mancuspia.
El acento de extranjera le viene de interpretar corrientes y posibilidades como la revista por Internet, Otra orilla, propuesta de resistencia los panfletos, el póster y el diseño gráfico.
Mientras que la marca artesanal la ubica como la primera publicación en Monterrey en la que por primera vez, más allá de la viñetas, las inserciones de fotografías e imágenes digitales de pinturas y esculturas, el arte plástico y el arte literario se entremezclan en su —ahora sí— manufactura.
El reto, en este caso, no es valorar la belleza de los textos no las cualidades literarias de la publicación, el reto es confrontar cómo los signos son convocados, destruidos y vueltos a crear o, dicho con otras palabras, cómo es posible la creación del lenguaje desde las múltiples metáforas del ojo que focaliza y cambia perpetuamente de objeto y de apreciación.
…más allá La otra orilla es un alimento que contamina, que todo lo altera…pasará a la historia (eso espero) como un artículo tóxico que produce cambios en el cuerpo, desde su organicidad.


(Otra orilla somos: José Luis Molina, Fernando Mol, Dulce María González, Salvador Díaz, Ximena Peredo, Óscar David López y Gabriela Cantú Westendarp)

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