Este extraño objeto debe provenir
del mismo infierno.
Se asemeja a la pata de un ave
que un caníval usa como adorno en el cuello.
Cuando lo sostienes en la mano,
mientras lo clavas en un pedazo de carne,
es posible imaginar el resto del ave:
su cabeza, similar a tu puño,
es grande, calva, ciega y sin pico.
(Versión de Rafael Vargas)
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