Ni el final del invierno, ni la música que antes escuchaba, ni el té a media tarde, ni el sueño que me toma por sorpresa, ni el agua caliente sobre el cuerpo, ni el color rojo del geranio, nada me alivia.
Este poema,es el segundo que percibo en una noche,en donde parece ser que la nostalgia o el vació avecina,y truena sobre nuestros espasmos sedientos de paz. ¿Es posible que todo lo que aliviaba ahora haga daño? ¿ Podrían ser ahora otras tácticas de alivio no visibles ante la necesidad de buscar?
Bello poema. Por desgracia la lista de cosas o momentos que antes nos aliviaban, y que ahora no pueden hacerlo, comienza a crecer hasta el infinito. Saludos desde Tampico, Gabriela.
3 comentarios:
Este poema,es el segundo que percibo en una noche,en donde parece ser que la nostalgia o el vació avecina,y truena sobre nuestros espasmos sedientos de paz. ¿Es posible que todo lo que aliviaba ahora haga daño?
¿ Podrían ser ahora otras tácticas de alivio no visibles ante la necesidad de buscar?
saludos Gabriela,un abrazo infinito.
Bello poema. Por desgracia la lista de cosas o momentos que antes nos aliviaban, y que ahora no pueden hacerlo, comienza a crecer hasta el infinito. Saludos desde Tampico, Gabriela.
gracias por sus comentarios. saludos, g.
Publicar un comentario