lunes, 23 de enero de 2012

Thomas Bernhard (Holanda, 1931 - 1988)




El aliento (Anagrama, 1985) fragmento


Todos los pacientes sin excepción tenían puestos goteos y, como de lejos los tubos parecían hilos, siempre tenía la impresión de que los pacientes echados en sus camas eran marionetas colgadas de hilos, abandonadas en aquellas camas, y a las que en su mayoría nadie movía ya y, si las movían, era sólo raras veces. Aquellos tubos, sin embargo, que a mí me parecían siempre hilos de marionetas, eran la mayoría de las veces, para quienes estaban conectados a esos hilos, es decir a los tubos, quienes colgaban de ellos morían al instante. Todo tenía mucho más que ver con el teatro que lo que yo estaba dispuesto a admitir, y era realmente teatro, aunque un teatro horrible y lastimoso.

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