lunes, 10 de febrero de 2014

HOJEANDO Material peligroso (de VIDA, EL NORTE)



HOJEANDOMaterial peligroso
Daniel de la Fuente
25 Ene. 14

Cuando le entregaron el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2012 por Material peligroso, Gabriela Cantú Westendarp dijo que en su libro no existe "el gran tema", sino el registro de acontecimientos que surgen de la convivencia y que, aunque para algunos pueden carecer de importancia, para otros "son la vida".

De esto trata el volumen, editado por la Universidad Autónoma de Zacatecas. La autora le toma el pulso a la vida a su alrededor, al estado del tiempo, sobre todo a sí misma, y reflexiona sobre los sentidos, el exterior, los procedimientos en ciertas situaciones, los síntomas y el amor. De lo común, Cantú Westendarp tira para escribir poemas sin versos convencionales. Lo ordinario, se sabe, puede inspirarnos a preguntar, como dice uno de los poemas, "¿qué tanto he cambiado yo a través del tiempo?".

De Al filo de la playa y Naturaleza muerta, sus anteriores libros, la poeta ha migrado a una escritura de apuesta en la que se mantienen las interrogantes. Sea en torno al grifo, el insomnio, la fruta, un empaque o el amante, la autora corta la realidad, incluso el tedio, y deja que la sorprendan los sucesos. ¿O cómo entender el viaje a partir del exceso de sal en un plato con sopa?

"Eran datos científicos, / lo sé, / pero todo el tiempo sentí que hablaban de poesía". Este verso reafirma la propuesta de Material peligroso: asumir que el poema puede saltar como la liebre de cualquier cosa, sobre todo en estos días en los que, advierte la autora en otro texto, "muchas cosas han perdido su valor".

"Cuando uno piensa que está escribiendo de / alguien más resulta que la verdad es otra y / que uno solo puede escribir de sí mismo". Todo nos lleva a nosotros mismos, es cierto. Imposible mirar sin estar, sin ser. Un gran mérito de Material peligroso es su capacidad de hacernos sentir, imaginar, sospechar, ser compasivo y hasta de permanecer inmóvil, como la autora, con los ojos cerrados, esperando huir aun y cuando más adelante haya un precipicio.




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