miércoles, 7 de marzo de 2007

Balance de poesía: 2006
Por: Miguel Ángel Flores
Proceso No. 1575
Fecha: 2007-01-06

Y sin embargo se mueve. Si desde hace algunos años la difusión de la poesía presenta un cuadro desventajoso, el año que termina parece confirmar sus desventuras: carece de lectores, de un mercado firme, de atención por parte de la prensa y sufre la animadversión de editoriales que invierten en libros de vida efímera e incierta recuperación, y minimizan o suprimen el espacio que antes le concedían en sus catálogos.Y sin embargo se mueve, pues se sigue publicando poesía para los lectores, aunque éstos no parezcan materializarse en ningún momento. Aún existen editoriales públicas y privadas que comprenden su importancia y su contribución a la salud del ámbito cultural. Ante el muro de las lamentaciones, hagamos otra observación, no parece que sea pequeña la comunidad de los poetas y sus lectores. Si todos ellos compraran los libros de poesía que les interesan, quizá sería mayor el número de títulos que cada año aparece. Cada año alguien vaticina la muerte de la poesía y cada año encontramos un conjunto de libros que la revitaliza. No pocos de esos libros circulan de mano en mano, sobre todo aquéllos que no han sido publicados en la capital del país, pues las mesas de novedades de las librerías casi no les conceden espacio....
No hay remedio: fuera de México, todo es Cuautitlán. Hablar de las condiciones de la poesía escrita y publicada fuera de la capital es añadir una queja más al muro de las lamentaciones. Pese a todo, de la provincia nos llegan muchas sorpresas. Libros que saben abrirse paso porque el verdadero talento encuentra siempre vías. Uno de esos libros es el de Gabriela Cantú Westendarp, El efecto (Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León), una verdadera revelación. Un libro escrito con una alta conciencia artística, que sorprende porque no hay balbuceo, nunca se extravía en los propósitos de su discurso. Gabriela Cantú sabe que el poema sólo puede aludir a lo dicho y que hay una zona de silencio y misterio que a veces el poeta no alcanza a dilucidar:

"Aguardamos
de las larvas
las primeras notas
¿dónde están las alas?

todo el invierno
donde montañas
todo este tiempo
y no sabemos
si la vigilia pasa
o nos pasa en largo sueño

hemos bordado
los días y las noches
siempre esperando
bajo los árboles
las colmenas que se forman
y el zumbido
ahí.”

Este puñado de libros es muestra de que, en 2006, la poesía ha entregado buenas cuentas.

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