(a Katia Carranza por su soberbia interpretación de Giselle)
Giselle está cansada. Le duelen los pies, sobre ellos giró toda la noche. Acomodó su cuerpo nuevamente en la caja y otra vez se quedó extrañando a Albretcht. Ahora sueña y con una linterna se adentra en el tórax de su amado, alumbra sus partes, es hermoso; con una lima le corta un pedazo del ventrículo derecho del corazón, abre la boca muy grande, se lo come y duerme.
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