Porque la creación, aun en un universo indiferente, es una especie de redención práctica en la que el agente transformador se transforma a sí mismo aunque el mundo que ha querido cambiar siga igual. Antes que nada la creación es alegría, pero también arma y consuelo. (p. 112)
(Saer, J, La Narración-objeto, Seix Barral, Argentina 1999)
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