viernes, 16 de noviembre de 2007

Consecuencias

Aunque el frío no ha dejado caer su peso completo sobre la ciudad, últimamente he pensado en calcetines y franelas. Hace unas noches mi hija no podía distinguir entre el chorro de la regadera y las lágrimas que salían de la curvatura de sus ojos. —Encontrar nudos en las cuerdas vocales, sentir el vagido en el centro del estómago, el martillo inflamado o una incisión en los pulmones, es consecuencia de estar vivo— Entonces le puse unos gruesos calcetines, la envolví en un cobertor afranelado y lloramos juntas.

6 comentarios:

Ofelia Pérez-Sepúlveda dijo...

La frase es: Lloramos juntas, en compañía. Qué es entonces el frío, ante el acompañamiento. Un beso.

gabriela cantú westendarp dijo...

Estoy de acuerdo Ofelia: arropar el cuerpo y el alma con el Otro es lo que nos salva del frío.

Óscar David López dijo...

=0


O como decía mi abuela: no somos nada (claro, eso lo dijo 80 años después de haber sido amante de Pancho Villa).


Òudi-Ló

Ismael Lares dijo...

y coincidir) no somos nada
pero el frío sirve de algo:
para usar calcetines
arroparnos
y llorar juntos
saludos amiga

Dulce M González dijo...

Qué bien que existan el frío, y las regaderas, y los abrazos, y las cobijas, y sobre todo los amigos;

besos, Gaby,


dulce

gabriela cantú westendarp dijo...

gracias a todos por estar ahí...besos.